domingo, 28 de diciembre de 2008

I. - Hora de muerte??

-Hora de muerte?
-Por la consistencia de la sangre en el piso, la rigidez de sus manos, y la cara de perro muerto que ya tiene, sin mencionar sus ojos, diría que murió hace como hora y media; sería algo así como a las 23:50, la hora de su muerte.
-Ya es la séptima persona que muere de la misma forma, sólo necesitaría poner su firma en cada muerte para ser más famoso que el mismo presidente.
-Ya estoy empezando a acostumbrarme a ver cuerpos a con el torso abierto y sin su corazón…
-Yo no… Estas 7 víctimas, hasta el momento, han hecho que se me detenga el mío con el solo hecho de escuchar de sus muertes…
-Bueno… lamentablemente, no hemos encontrado nada más que lo habitual… un cuerpo en el piso, y un corazón desaparecido… Volvamos al bar, necesito tomar algo…


Todo comenzó hace tres meses, en otoño. Era una noche hermosa, mucho más clara de lo habitual, la luz de la luna opacaba la mortecina luz que emanaba de las pocas lámparas existentes a esa hora de la noche. Frio… no, no hacia frio. Íbamos con Sebastián, y creo recordar que no andaba con chaqueta… Dios!! Esa maldita noche…Cada vez que intento recordarla, mis recuerdos se desvanecen ante aquel suceso que marco mi vida desde ese momento…
Sebastián… mi mejor amigo, aquel que sería el padrino de mis hijos, murió.
Esta escena la recuerdo como si hubiera sucedido hace algunas horas, es como una película a la cual puedo retroceder y adelantar, pero no la puedo olvidar, y eso me tiene muerto por dentro, estoy en un infierno del cual no puedo salir…
Estábamos caminando por el medio de la calle, nunca vi la hora, pero obviamente era tan tarde que los pájaros estaban por cantar de nuevo. No existía auto alguno, tampoco había gente, solo estábamos los dos, borrachos como nunca… Sebastián, diciéndome no se qué cosa, corrió, y en unos segundos se encontraba tan lejos, que solo podía ver su silueta dirigiéndose hacia un callejón… ahí lo perdí de vista.
De repente, un grito -del cual no me voy a olvidar nunca, y que con el solo hecho de recordarlo siento escalofríos- , que no sabría decir si venía de la garganta o más adentro, del estomago, quizás era un quejido de dolor del cual todo su cuerpo tuvo parte. Nunca más he escuchado ese grito de nuevo, pero estoy seguro, que antes de morir, gritare de la misma forma…

No había tiempo para pensarlo, me dirigí hacia aquel callejón, pero con un miedo que no hacía más que hacerme dudar, corrí más rápido que nunca. Cuando llegué al lugar, la luz de la luna no ayudaba para nada, todo era muy oscuro, solo divise una silueta con algo en la mano, y un bulto sin forma, a sus pies. Me quede sin hacer nada… el frio invadía mi cuerpo, no podía hablar, mucho menos moverme…
Vi como aquella silueta se adentraba aun más en el callejón, cada vez más oscuro. Cuando me acerque al bulto, vi a Sebastián, con una expresión que nunca olvidare, y sus ojos… ya más opacos que su pelo…
Tenía el pecho abierto, bañado en sangre… no pude hacer nada…
De ahí ya no tengo recuerdos, hasta el día siguiente, cuando supe que le habían arrancado el corazón…

Ese fue el día en que todo comenzó, hace tres meses, en otoño…

3 comentarios:

Ocioso dijo...

Bueno... Esta historia siempre la tuve en mi cabeza, y nose, pense k intentar plasmarla aki seria una buena idea...

S.H.G dijo...

una nueva novela negra o policial...interesante.

PD: cuida la ortografía. Solo de soledad, y Sólo de solamente.

Lupus dijo...

se exactamente qué es esto. buena suerte.